Nace un nuevo día y a la luz del alba
el sol dibuja la figura de la sierra,
rompe la negrura de la noche
y pierden su hermoso brillo las estrellas,
pinta de verde la copa de los pinos
y al animal mete en la madriguera,
andan las sombras su camino
y el pájaro que siente el frió vuela,
nace un mundo nuevo de colores
y el reflejo de los cristales te ciega,
marcha la luna triste, y su color
plateado, por el horizonte se cuela,
con un coro de hinchadas y blancas
nubes, el azul del cielo juguetea,
canta el gallo en la mañana
y baila el humo que sale por la chimenea,
pierde la escarcha su blanco manto
y el rocío lava la cara de la fina hierba,
en la llanura, en las cepas de la vieja
viña, sus verdes brotes ya rilean,
de alegría bailan las flores
del tomillo, el romero y la ajedrea,
los tejados se llenan de labrados surcos
desde el voladizo hasta la lomera,
el adulto mochuelo vuelve a su nido
donde el joven su comida espera,
levanta el pastor a su ganado y caminando
marcha al monte por el camino de la vereda,
con la ayuda de su perro lucero
y de julia, su obediente y atenta perra,
amaneceres y madrugadas, tempraneras y mañanas
nacen y mueren los días y casi nada cambia,
cada mañana nece el día por la umbria
y muere cada tarde por la solana.
